MES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Los jesuitas y la construcción de la nación mexicana. Ponencia del Dr. Alfonso Alfaro en el Centro Juvenil Vacacional, director del Instituto de investigaciones de Artes de México.
La fabricación de la memoria nacional la ha ido haciendo el Estado mexicano y él ha escogido lo que le ha parecido más fundamental. El Estado ha escogido un fenómeno, un personaje y un momento. El fenómeno escogido ha sido el movimiento de la Independencia; el personaje es Hidalgo y el momento es 1810. Es la memoria que el Estado ha recogido que vale la pena ser recordada.
Quizás el momento de dejarnos de pensar como Estado y que nos pensemos como sociedad para ver ¿qué es lo fundamental? Visto desde el Estado, lo fundamental es la independencia, visto desde la sociedad, lo fundamental es la construcción de la sociedad.
Las sociedades se construyen, no nacen. Son un conjunto de seres humanos que se organizan y tienen vínculos entre ellos, vínculos de comunicación, de solidaridad y respeto. La invitación es que, en ocasión de este aniversario de independencia política, nos pensemos en términos de sociedad y el nivel de construcción que tenemos como sociedad.
La Compañía de Jesús tuvo un lugar muy importante en la construcción de nuestra nación
Los jesuitas llegaron a México con una doble postura, ir por todo el mundo a evangelizar y ejercitar todas las obras de misericordia según las necesidades del lugar. Los jesuitas en la Nueva España se dirigen a las regiones indígenas nómadas que no habían sido atendidas por las otras órdenes religiosas, zonas del noreste del país que eran las más difíciles y en conflicto con los españoles y atienden la necesidad urgente de la población novohispana, que era la demanda de la educación, se encargaron de crear un sistema educativo para todos los niveles sociales y en todo el virreinato, así como estar presente en la formación espiritual de las diversas poblaciones del territorio.
Los jesuitas contribuyeron a construir el territorio del país, disponían de una consciencia de la realidad geopolítica del mundo que no hemos vuelto a tener en nuestro país. Sabían cuáles eran los vectores de las potencias del mundo, qué intereses políticos tenían y qué movimientos estaban haciendo. Fueron muy conscientes de que la Nueva España estaba amenazada por el norte, por las posibles incursiones de los rusos y de los británicos, que también tenían un interés muy grande en el control del Océano Pacífico. Propusieron que se enviaran misioneros hacia el norte del país y fueron actores de la expansión territorial hacia aquella región, en lo que ahora es el sur de los Estados Unidos. La apertura hacia los Estados del Norte y no centrarse en Mesoamérica fue uno de los aportes que dio la Compañía de Jesús a nuestro país.
En torno a la educación hubo un elemento importante: la construcción de redes sociales entre los diversos sectores. Las congregaciones marianas eran asociaciones de carácter colectivo que agrupaban personas según el modelo de la sociedad novohispana: indígenas, artesanos, esclavos, caballeros o españoles y, a cada uno de estos grupos, le dan mecanismos para vincularse con otros. El terreno de la investigación científica y de la tecnología, era pionero en trabajos de matemáticas, astronomía, cartografía, etnografía, lingüística y botánica. También tuvieron un aporte importante en el desarrollo de la agricultura. Quizá el legado más importante en los festejos de 1910 fue la fundación de la Universidad Nacional. La universidad ya existía en el siglo XVIII y era alimentada por esta red de los colegios de la Compañía de Jesús, dos de las cuales tenían la capacidad de otorgar títulos. Cuando desapareció la Compañía de Jesús, la universidad no tenía de dónde sostenerse, pues habían eliminado la treinta de colegios universitarios de la Compañía de Jesús.
Es la creación de un sistema de comunicación a través del arte que permitía fungir como espacio de contacto entre todas las poblaciones de la escala social y de todos los pueblos de la tierra. La aportación más importante por la que la Compañía de Jesús es recordad, desde la historia cultural, es por la creación de un sistema estético en torno a la cultura y a la vida espiritual. Los indígenas y los europeos podrían rezar ante la misma imagen. El haber creado un sistema estético capaz de permitir a los seres humanos de todas las latitudes de la tierra y de todas las clases sociales, usar las mismas palabras para expresarse, fue el vínculo más extraordinario. Nunca en la historia de la humanidad había existido un lenguaje estético que fuera universal en términos geográficos y en términos de clases sociales. Este sistema de comunicación fue el aporte clave de los jesuitas. Los jesuitas fueron promotores de la devoción Virgen de Guadalupe, como una imagen en torno al cual las diversas poblaciones pudieron irse uniendo. Este proceso fue interrumpido en el siglo XVIII por la corona española. Inglaterra era la potencia dominante debido a que el poder que el Estado tenía sobre la Iglesia, desde la época de Enrique VIII. De manera que los monarcas europeos intentaron lograr algo parecido.
En occidente, las relaciones entre el Estado y la Iglesia habían sido felizmente intensas: la autonomía de sujeto, la libertad de la Iglesia y la libertad del Estado, que estaban siempre en competencia. Pero en el siglo XVIII, la corono portuguesa, francesa y española decidieron que tenían los medios para reducir el polo del poder de la iglesia. Esto erradicó el sistema estético que había servido como lenguaje de comunicación común, el lenguaje barroco y el empeño por extirpar el uso de las lenguas indígenas, así como también la erradicación de las fiestas populares, que era lo que vinculaba a las clases indígenas con las clases superiores y, la erradicación de la Compañía de Jesús concebida como el órgano principal de defensa de la Santa Sede y de ese orden social que no aceptaba la sumisión total de la sociedad al Estado.
Síntesis por Diego Martínez, S. J. de la comunidad Jesuita de Monterrey.